Soy AITOR SÁNCHEZ
FOTÓGRAFO
Y ESTA ES MI HISTORIA
El regalo que planta una semilla de por vida…
Todo empezó con aquella cámara analógica que mi familia me regaló al cumplir los ocho años.
El momento que me abre los ojos y transforma mi vida…
Recuerdo que no entendía exactamente el concepto: “¿Cómo puede captar lo que ocurre en la vida real y convertirlo en papel?”, me preguntaba a mí mismo.
Pero, a los pocos días, la ilusión por capturar la magia de cada instante se apoderó de mí. Con fervor comencé a disparar a sol y sombras, a conocidos y desconocidos, a todo aquello que se cruzaba en mi camino. A veces eran lugares que se perdían en la memoria con el paso del tiempo, pero también aquellos que permanecían inalterables ante el transcurrir de los días. Cada fotografía era una historia, un recuerdo que se guardaba en mi corazón y en el papel. La semilla de la pasión por la fotografía se había apoderado de mí.
Hace una década, la vida me había llevado a trabajar como personal de logística en una multinacional en el norte de España
Un fin de semana, tranquilo en casa, miraba melancólico algunos de mis álbumes de fotos impresas a finales de los 90, principios del 2000, y las primeras fotos digitales que había tomado en 2009. En unas de ellas, estábamos mis amigos y yo escalando en el Pirineo. Ese día, viendo aquellos clips de los amaneceres en la sierra, me dije, “¡qué bonitas son estas fotos!
¿Podría dedicarme de pleno a la fotografía? ¿Le gustaría a la gente mi trabajo?”. Y en aquel mismo instante, me di cuenta de que había llegado el momento de dejar de trabajar para otros, y enfocar mi pasión por la fotografía y mi creatividad en forjar un nuevo camino en mi vida.
Me despedí de la empresa en la que trabajaba, estudié imagen y sonido, me especialicé en imagen, y me dediqué en cuerpo y alma a captar la esencia de mis nuevos clientes.
Empecé a jugar con aquella primera cámara digital Nikon que me habían regalado hacía tiempo. Empecé a probar diferentes técnicas, estilos, medios. Hasta que, finalmente, llegué a la conclusión de que lo que más disfrutaba era fotografiar personas.
Fotografías reales, espontáneas, emotivas… Fotografías que capturan la condición humana
Aquel descubrimiento fue algo increíble para mí. Me sentía emocionado y, por primera vez en mi vida, descubrí lo que era sentirme verdaderamente apasionado por mi trabajo. Mi cámara me permitía expresarme como nunca lo había hecho antes.
La fotografía era todo en lo que pensaba (hasta que decidí ser padre, ¡lo cual me llevó a dedicarme también a la fotografía infantil!).
Hoy, paso cada momento de mi vida trabajando, capturando magia, creando imágenes únicas, atemporales, honestas. Y hoy, me siento muy honrado de que las parejas me escojan para captar la energía en su boda.
Me desborda de felicidad que confiéis en mí para grabar esos instantes mágicos, antes y durante vuestra boda.